¿Sabía usted que el próximo cinco de marzo es miércoles de ceniza?
- Gustavo Méndez Aguayo
- 3 mar
- 2 Min. de lectura
En efecto, el próximo cinco de marzo es miércoles de ceniza y comienza la cuaresma, los templos se espera tengan una mayor afluencia que de costumbre, los sacerdotes, seminaristas o ministros, seguramente harán hincapié en que entramos en un tiempo de esperanza y quizás enfatizaran en que debe ser un tiempo de conversión.
Como olvidar aquella reflexión que propuso el Papa Francisco en años pasados, precisamente con motivo del inicio de la cuaresma, en aquel documento denominado, “ASCESIS CUARESMAL UN CAMINO SINODAL”, en el que nos propone en otras cosas:
Que, desde los centros de trabajo, escuelas, nuestros propios hogares, y aun en la cotidianeidad e incluso lo repetitivo de nuestras actividades, busquemos un espacio de encuentro y oración con Dios, que vivamos en comunidad y con ello superar nuestra falta de fe y nuestra resistencia a seguir a Jesús en el camino de la cruz, tal y como le pasó a Pedro y a los demás discípulos.
La intención es llegar a comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, dejándonos conducir por el creador a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades, es decir, nos invita a reencontrarnos con él y caminar a su lado aún cuesta arriba.
De esta forma seguir a Jesús y caminar juntos de la iglesia peregrina, es decir, vivir la sinodalidad con los compañeros de trabajo, con nuestros maestros y alumnos, nuestros vecinos, compañeros de comunidad.
Considero que la invitación sigue vigente, así que por ello la retomo para su reflexión y desde luego invitar a que todos le debemos sonreír nuevamente a la vida, aún en la adversidad, reflejar nuestra alegría, aprender a dar gracias y escuchar a los demás, el no dejar pasar de largo o para otra ocasión, el decirles a nuestros seres queridos nuestros sentimientos, el respetar al prójimo, compartir y ser generosos con quien lo necesita.
Y no es que yo sea un aguafiestas pero ojalá los obispos y sacerdotes igualmente sean congruentes con lo que pregonan, ya que quizás ellos sean los primeros llamados a ser santos y a juzgar por lo que ocurre en algunas parroquias, ni como decir que si cumplen con dicho llamado.
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