Cuando hablamos de la muerte solemos hacerlo para referimos al final de nuestras vidas, ya sea por enfermedad, suicido o bien por vejez.
Por lo menos una vez en nuestra vida nos hemos cuestionado sobre si existe algo después de este plano terrenal y seguramente entramos en crisis existencial al no obtener respuestas.
Platón, en el libro << El Fedón>>, nos hace revelaciones importantes sobre la inmortalidad del alma.
Lo anterior, seguramente a más de uno nos quitó la incertidumbre o por lo menos la disminuyó, las líneas de este libro, nos abre la mente para pensar en la muerte como algo positivo, incluso nos hace referencia a buscarla, aclarando el punto de que no se admite el suicido.
Sócrates en su último día de vida les deja una última enseñanza a sus discípulos, esperado por supuesto que la compartan con el mayor número de personas posibles. La enseñanza de no temerle a la muerte y entender que solo es un paso hacia algo indescriptible y hermoso.
Sócrates explica que el alma es inmortal y está separada del cuerpo. Sin embargo, durante la vida en este plano, nuestro cuerpo cae en deseos y necesidades carnales, sí, esos que tanto disfrutamos como simples mortales, por ponerte algunos ejemplos, la lujuria, la avaricia, la gula o la vanidad, pudieran ser los más comunes.
Es por eso que los discípulos debían entender que la muerte es la liberación del alma, para que esta pueda alcanzar la pureza y vivir en la eternidad.
Sinceramente es un tema complejo, en el que debemos abrir nuestra mente por completo. Es por eso que Sócrates les da pruebas fehacientes de que lo único que muere es el cuerpo pero que el alma es inmortal.
La primera de ellas trata sobre la reminiscencia; esto significa que todo lo que aprendemos es porque, en realidad, es un recuerdo de lo que nuestra alma ya sabía. Sócrates explicaba que esto demostraba que el alma ya existía, antes de nuestro propio nacimiento, y que, por lo tanto, seguirá existiendo después de la muerte.
Aún con esa explicación, el diálogo con sus discípulos se tornaba complejo. Así que, Sócrates comienza a explicarles la teoría de los opuestos mediante el ciclo de la vida y la muerte, afirmando que todo lo que vive, viene de algo que murió, y viceversa. Este ciclo muestra que la muerte no es el final, sino una transición natural.
En el Fedón, podemos entender entonces que un verdadero filósofo va en busca de la muerte y que deben prepararse toda su vida para para llegar a ella.
Como personas, siempre he dicho que demos encontrar un propósito en esta vida, alejarnos de los vicios y deseos carnales y vivir para servir a los demás, en este sentido enfocarnos en adquirir conocimientos y desde luego aprender a controlar nuestros deseos carnales nos ayudará a enfrentar la muerte con la tranquilidad de que nos iremos a un lugar mejor. Esta dualidad de la muerte y el alma, nos deja como enseñanza que no se puede alcanzar la sabiduría completamente mientras exista un cuerpo y es por eso que debemos morir para poder llegar a la verdad absoluta.
Reflexionemos sobre vivir sabiamente y que nuestras virtudes se conviertan en estilo de vida, dejemos de lado la obtención de poder, riquezas, avaricias y demás deseos como también las necesidades carnales y vivamos en busca siempre de la adquisición de conocimiento.
No te preocupes, como en casi todo, hay segundas oportunidades e incluso más y en caso de que no logres controlar tus pasiones carnales y no alcances la sabiduría, Platón nos relata que el alma podrá regresar a otro cuerpo para intentar nuevamente prepararse para ahora si lograr entrar a ese hermoso lugar en donde se encuentra la verdad absoluta.
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