El psicoanálisis sostiene que los padres son figuras fundamentales en la formación del superyó y en la transmisión de valores y modelos relacionales.
Cuando los padres son ausentes física o emocionalmente, los hijos pueden internalizar esa ausencia como un modelo de relación, repitiéndolo en sus propios vínculos futuros. Este fenómeno es parte del concepto de compulsión a la repetición, que Freud describió como la tendencia a reproducir experiencias pasadas, incluso aquellas dolorosas, en un intento inconsciente de resolver conflictos no resueltos, asimismo, la ausencia parental puede generar un vacío emocional en el niño que busca mecanismos para lidiar con la falta de afecto y conexión. Según Melanie Klein, estos vacíos pueden derivar en defensas como la evitación emocional o la desconexión relacional, que en la adultez podrían manifestarse como dificultad para establecer relaciones cercanas o como "ausencia emocional".
La ausencia parental puede dar lugar a patrones de apego inseguro, que influyen en cómo una persona se relaciona con otros en la vida adulta. En términos psicoanalíticos, esto se traduce en cómo el niño, al convertirse en adulto, proyecta o transfiere esas experiencias tempranas no resueltas en sus relaciones significativas, incluidas las que establece con sus propios hijos.
Donald Winnicott plantea que la presencia del "otro significativo" es esencial para el desarrollo del Self verdadero. La ausencia parental puede interrumpir este proceso, dejando a los hijos con un sentido de identidad fragmentado y una dificultad para conectar de manera genuina con ellos mismos y con los demás. Este vacío puede ser replicado como ausencia hacia sus propios hijos, al no haber desarrollado herramientas para la conexión emocional.
Según Jacques Lacan, los padres son responsables de inscribir al niño en el orden simbólico, introduciendo límites y significados al mundo del niño. La ausencia parental puede generar una carencia en esta inscripción, dejando un vacío simbólico que el hijo podría intentar resolver de manera inconsciente mediante conductas que repiten o simbolizan esa ausencia.
De ahí la importancia que tiene generar un buen vinculo con los hijos, ya que este se verá reflejado en la seguridad y autoestima de este ya que este genera el soporte emocional con el cual el niño se enfrenta en la vida diaria y resultará de esto en un adulto responsable con sus emociones y con la facilidad de generar vínculos sanos con el otro. Dicho de otra manera, los padres que dan soporte, confianza y protección, reciben lo mismo de los hijos “la manzana no cae lejos del árbol”.
Esta misma inseguridad genera en los hijos según el psicoanálisis en una “pulsión de muerte”, lo que se traduce en un “medio vivir” o en, no querer generar vida, varios de los síntomas que lo manifiestan es el no querer casarse, no querer tener hijos y no tener que ver con relaciones responsables, de tal manera que también puede manifestarse en una adultez donde quieren que se les perdone todo, se les resuelva todo, lo que se conoce como vivir una adultez con responsabilidad de niño, que en mucho de los casos esta relacionado con las adicciones.
En el mejor de los casos una terapia psicológica es fundamental resolver dicho patrón que como lo he mencionado se ve relacionado con el tema que tiene que ver con la relación consigo mismo como con los demás.
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