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Mitómanos.

Foto del escritor: César Ivan Barrón SalinasCésar Ivan Barrón Salinas

Desde el enfoque freudiano, el mitómano puede ser entendido como alguien que recurre a la mentira como una forma de defenderse de la ansiedad, el malestar o los conflictos internos, que tienen raíces en el inconsciente. 


Sigmund Freud, refiere que muchos comportamientos que parecen irracionales o problemáticos tienen su origen en conflictos inconscientes que se remontan a las primeras etapas del desarrollo de esto se desarrolla la teoría de los mecanismos de defensa, que como su nombre lo indica son estrategias inconscientes que el yo utiliza para protegerse de la ansiedad o de impulsos inaceptables. 


La mitomanía (mentir de manera patológica), podría ser vista como una manifestación de ciertos mecanismos de defensa, tales como:


Negación: El mitómano puede negar aspectos de la realidad que resultan insoportables, creando versiones alternativas de los hechos.


Proyección: Podría proyectar en los demás características o deseos inaceptables, creando una narrativa en la que estos son ajenos a él.


Racionalización: El mitómano puede justificar sus mentiras de manera lógica o aceptable para evitar el malestar que le produciría enfrentarse a la verdad.


El inconsciente y el conflicto: Desde el enfoque freudiano, el comportamiento del mitómano podría estar impulsado por deseos o conflictos inconscientes reprimidos. Por ejemplo, la necesidad de ser aceptado o admirado podría ser tan intensa que la persona miente para crear una imagen idealizada de sí misma, evitando así el dolor de sentir que no es lo suficientemente valiosa.


Fantasías y realidad: Freud sugería que la mente humana está en constante oscilación entre la realidad y las fantasías inconscientes. En este sentido, el mitómano podría tener dificultades para distinguir entre sus fantasías y la realidad objetiva, creando narrativas ficticias que alivian sus tensiones internas pero que le distancian de lo real, porque de echo el mismo termina por creer eso que ha inventado y es por eso que es muy difícil de detectar la mentira.


Estructura de la personalidad: Desde la perspectiva freudiana, el superyó, que representa las normas morales y los ideales internalizados, podría estar en conflicto con los impulsos del ello (que contiene deseos inconscientes y primitivos). El yo, encargado de mediar entre ambos, podría recurrir a la mentira para mantener un equilibrio y evitar que estos conflictos provoquen ansiedad o malestar.


Narcisismo: En algunos casos, la mitomanía podría estar vinculada con el narcisismo. Freud describió el narcisismo como una fase del desarrollo infantil donde el sujeto se toma a sí mismo como objeto de amor. En los adultos, el narcisismo patológico puede manifestarse en la necesidad de crear una imagen grandiosa de uno mismo, y la mentira sería un medio para sostener esa imagen y recibir la admiración de los demás.


Asimismo, Freud argumentaba que esta necesidad de defenderse de la realidad proviene de una infancia insatisfactoria o incluso de algún trauma de tal manera que al llegar a la edad adulta el mitómano no busca a quien le provoco dicho trauma sino a quien se la pague, es precisamente por eso que miente y termina convirtiéndose en un problema social porque terminara estafando, engañando y afectando a personas para lograr un “bien” personal que él mismo termina por creer.


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