Canta José María Napoleón “nada te llevarás cuanto te marches…”, Antonio Aguilar interpretó “El día que yo me muera, no voy a llevarme nada…” así, innumerables artistas se han referido a aquello que nos espera al final de nuestros días, preguntándose ¿por qué atesorar riquezas?, ¿por qué, volverte esclavo del trabajo?, ¿por qué te olvidas de vivir?, pues al llegar la muerte, así como llegaste, sin nada, de la misma manera te despedirás.
Ciertamente, el ser humano tiene muchas preocupaciones que le impiden vivir con plenitud, los grandes representantes de la filosofía clásica -Sócrates, Platón y Aristóteles- afirmaban que, para alcanzar la felicidad a la que el ser humano ha sido llamado, es indispensable contar con virtud, con ética, actuar en base a la moral, es decir, mantener una armonía y un equilibrio entre lo que se hace, lo que se dice y lo que se comparte con las personas, sin embargo, esto se pierde de vista por querer alcanzar un éxito que es efímero y que en ocasiones no se puede llegar a disfrutar.
Para Sigmun Freud, la felicidad es algo utópico y considera que solo se pueden alcanzar felicidades momentáneas, pues ese estado emocional solo se logra cuando se cumplen objetivos, o bien, se satisfacen deseos, empero, la psique del ser humano, no le permite mantenerse en ese estado de felicidad, pues una vez que ha cumplido sus metas y propósitos, nace en él la necesidad de nuevos retos y con ello la exposición a experiencias desagradables como el fracaso y la frustración.
En ese tenor, y atendiendo a la ya próxima semana santa, lo invito a meditar sobre eso que usted tanto anhela, reza un proverbio Zen “en esta vida, hay que hacer tres cosas: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”, de esta manera se logra perdurar en el tiempo; esas actividades se encuentran muy alejadas del atesoramiento de riquezas, del poder, de aquello que es considerado como éxito, y que se encaminan a la plenitud del ser humano.
Atendiendo a lo antes expuesto, me dirijo a Usted para invitarlo a preguntarse, ¿qué ha hecho en esta vida que le permita ser recordado por los demás?, ¿realmente deja un legado?, existe algo por lo que sus amigos, familiares, compañeros de trabajo, lo recuerden, en otras palabras, ¿es digno de ser recordado?, si es así, regocíjese en ello, pocos son los que lo logran; ahora bien, si aún no se alcanza dicho grado, es momento de empezar a sembrar, de buscar la manera de servir y caminar a través de los
diferentes obstáculos que la vida propone, con un objetivo específico, el de vivir y perdurar.
Ejemplos de personas que perduran existen muchos, la Santa Teresa de Calcuta, refería “el que no vive para servir, no sirve para vivir”, o bien, cuantos no recuerdan a algún profesor que, gracias a su dedicación, paciencia o vocación de servicio, se queda en la memoria de sus estudiantes; otros, han luchado por las libertades del ser humano, como Mahatma Gandhi, quien enfrentó al gobierno a través de la resistencia pacífica y la no violencia.
Aquellos que logran perdurar, lo hacen a través de su servicio, ninguno es recordado por la fortuna que generó, es por ello que insisto en que es momento de poner manos a la obra, buscar la labor comunitaria, trabajar para vivir y servir, para permitir que otros vivan, y a su vez, sirvan, empezando desde casa, educando con valores a los hijos, predicando en ellos con el ejemplo que deben seguir, encomendándoles pequeñas tareas que los harán crecer como hombres virtuosos, sembrando esa pequeña semilla del servicio que deja mayores satisfacciones y que lo pueden llevar a ser recordado como una persona que realizó el trabajo que le correspondía.
En el ámbito local, existen una gran cantidad de asociaciones de la sociedad civil que ponen en alto el nombre de nuestra ciudad, una de ellas es la dirigida por religiosos Salesianos, quienes buscan trabajar en la educación integral de los jóvenes, contando actualmente con 3 oratorios en Ciudad Juárez, uno de ellos en la colonia 16 de septiembre, otro más en la colonia Nueva Galeana y el 3º en la colonia Morelos I, donde se instruye al joven en cuestiones académicas, deportivas y espirituales.
Otro gran personaje es Monseñor Baudelio Pelayo, quien sembró una gran semilla en esta ciudad, se le recuerda con cariño por la fundación del asilo de ancianos de Senecú, el orfanato de Guadalupe, la Ciudad del Niño, así como su incansable labor para la construcción del obispado de Ciudad Juárez, entre
muchas otras capillas y parroquias de esta ciudad, fundando además la orden de las Misioneras Mínimas de maría Dolores.
Dice el punto número 32 del ideario del Pentathlón “Que tu vida no pase como hierba parásita que nunca da frutos y vive de los demás”, como dice Blanco Belmonte en su poema Sembrando “hay que vivir sembrando, siempre sembrando”, poesía que nos invita a salir de nuestra zona de confort y luchar
por los que no luchan.
Parte de lo expuesto en el presente editorial, es lo que se persigue con la revista “Volición”, generar en Usted, el interés de analizar diferentes ideas, perspectivas u opiniones, permitiendo, además, abrir un nuevo espacio para aquellos que gustan de arrastrar la pluma y ejercer ese derecho a una libre expresión, alejándose de la nota roja o el amarillismo que vende y acercándose a la defensa de las ideas.
Nuestro interés radica en preservar ese derecho a expresarnos libremente, siguiendo el pensamiento de Voltaire en el sentido de referir “podré no estar de acuerdo contigo, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, por esa razón, te invito a leer a nuestros colaboradores y a compartir aquellas notas que llamen tu atención, incluso, a compartir tu opinión respecto a los diferentes temas que se lleguen a tratar.
Hagamos juntos un boom del término volición, que se traduce en “acto de voluntad”, concepto que acompañado de nuestro lema “el poder de la actitud”, generan una necesidad de cambio, tanto en uno mismo, como en buscar la transformación de aquello que nos rodea y que muchas de las veces no nos permite avanzar.
Termino con esta frase: dijo Jesús “no he venido a ser servido, sino a servir”.
Excelente, en hora buena lic hidalgi